PAISAJES FRAGMENTADOS

 

...Quizá la nube sea no menos vana que el hombre que la mira en la mañana. (Jorge Luis Borges)

 

El cielo ha sido para la humanidad un referente indispensable en el que ha puesto metas y reconocido fronteras. Escudriñar los cielos ha sido uno de los síntomas que nos hacen distintos como especie. Ni el aeroplano con sus múltiples derivaciones ha sido capaz de desplazar la fascinación que nos produce.

“Vivir en las nubes” puede significar tanto una evasión como una culminación. Metáfora múltiple, el paisaje celeste provoca sin cesar el asombro y la imaginación de quien lo observa. Siempre el mismo y siempre distinto.

Mariana Pereyra encontró que su pasión por el paisaje la iba llevando a las nubes y ahí se detuvo, entendió que no hacia falta más para expresar la complejidad de la creación. Chillida, el gran escultor español decía que la historia de la pintura podía reducirse la “historia de los pliegues”, y tenía razón. Pero también Mariana Pereyra puede decirnos que la historia de la pintura se reduce a la historia de las nubes como un protagonista privilegiado, es por ello que parece natural que un artista como Mariana Pereyra dedique su energía a recordarnos que el cielo existe. Llegar a ello sin embargo, no ha sido un camino fácil, viendo los cuadros de esta exposición nos puede parecer así, todo lo contrario, lo que aquí vemos es resultado de una búsqueda que exige trascender lugares comunes. Mariana Pereyra arriesga y da en el blanco de la nube. Cielos reales y cielos imaginados que se confunden e integran en juegos cromáticos que alternan planos y volúmenes. Mariana Pereyra ha conseguido un imaginario personal en estos Paisajes Fragmentados que ahora nos presenta, los resultados confirman que el esfuerzo ha valido la pena.

 

Francisco Castro Leñero Noviembre 2004

Texto para la exposición: Paisajes Fragmentados. Museo Universitario del Chopo. 2004. 

-Les contaré mis aventuras a partir de esta mañana, Dijo Alicia tímidamente (...).

-Explícanos esto, dijo la tortuga.

-No, no, primero las aventuras, exclamó impaciente el Grifo,

las explicaciones ocupan un tiempo espantoso.

Lewis Carroll

 

La pintura contemporánea se encuentra en una encrucijada, en una situación bastante paradójica. Si bien el cuadro ha recuperado como objeto su anterior status de soporte Visal con validez y vigencia estético-mercantil, por otro lado es innegable que gran parte de la propuesta pictórica supuestamente emancipada de los últimos veinte años, sigue luchando por reactivar a nivel de significado las principales posibilidades que ofreció durante siglos este sistema de representación.

Mariana Pereyra produce su obra justamente en este contexto de redefinición estructural de la pintura. En ese sentido, la apuesta poética de Mariana consiste en la elaboración más o menos serial de cuadros marcadamente autorreferenciales, que tiene como tema esencial el asunto mismo de la representación. Y los motivos que elige para ello son en verdad muy sugerentes: la figura de la muñeca, un fondo de paisaje estereotípico y la sobreposición de pasajes de abstracción gramatical pura. La trama de sentido que la artista va enunciando a través del discurso iconográfico, relata el advenimiento óptico de la muñeca sobre el paisaje puesto en crisis; se trata, pues, de la afirmación crucial de que el artificio del lenguaje, al imponerse a lo real, postula la irrevocable omnipresencia del imaginario al precio de la caída del dominio de la naturaleza. La condición humana nos remite a vivir una existencia en perpetuo estado de representación.

El protagonismo de la figura de las muñecas implica, a su vez, una visión analógica consistente de la relación que intervincula a las estrategias de la imaginación con la zona de la objetividad. De este modo, Mariana introduce un contenido todavía más preciso en su pintura: la muñeca, objeto iniciático perteneciente a la etapa lúdica del uso del lenguaje, que aparece trascendiendo la lógica de la naturaleza signada por el paisaje fragmentado, alude indiscutiblemente a la génesis del mecanismo de la ficción, al comienza de las narrativas de la ilusión.

El deseo y la toma de conciencia, por parte de Mariana Pereyra, de la necesidad que tenemos de reacceder a un estadio cristalino y afirmado del principio de representación, hace pensar con asombrosa actualidad en uno de los dilemas capitales del arte tardomoderno, y que la pintura –con razón- no cesa de cuestionarse desde los años ochenta del siglo pasado: ¿nos será posible al fin, pasar de la autoexplicación metalingüística al libre flujo del ensueño?

 

Erik Castillo Corona

Texto para la exposición: Adquiriendo Vida. Museo de la Ciudad de Querétaro. 2001. 

file:///Users/marianapereyra/Desktop/universal07.webarchive

Exhiben pintoras mexicanas su visión de lo espiritual

El Universal Ciudad de México Jueves 08 de febrero de 2007 Cultura

Territorios del vacío y Mandalas de tierra, agua, aire y fuego plasman

imágenes en las que conviven y fluyen los terrenos de lo mental y lo

físico
13:41 El mundo mítico en el que transitan ángeles e historias oníricas, así como espacios en los que conviven lo mental, lo físico y lo espiritual, son plasmados por las pintoras mexicanas Rocío Caballero y Mariana Pereyra en Territorios del vacío y Mandalas de tierra, agua, aire y fuego.

En la muestra pictórica Territorios del vacío, que se inauguró la víspera en la Galería Oscar Román, de esta capital, Rocío Caballero (1964) recupera 12 óleos de sus anteriores exhibiciones Una temporada en el purgatorio y El código gris.

En sus obras la artista prefiere evadir la realidad por lo que se refugia en un mundo mítico en el que construye historias y plasma las imágenes en espacios etéreos y oníricos con una importante carga simbolista e imaginativa.

"Estas imágenes reflejan mi visión sobre el purgatorio, un lugar en el que hay mucha desesperanza y dolor, derivado de las cuestiones humanos como la religión, el poder y cosas que tiene que ver con la sinrazón humana" , manifestó Caballero.

La pintora egresada de la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado "La Esmeralda" , comentó que a través de sus obras "abogo mucho por el paraíso perdido, pues considero que es la única manera de reencontrarlo".

Recordó que en la serie Una temporada en el Purgatorio plasma la existencia mortal, la desangelada cotidianeidad humana y su añoranza por no sentirse sola y saberse acompañada de esos míticos seres alados, en su mayoría ángeles.

Para Caballero, los ángeles son sólo mudos testigos pasivos de la sinrazón humana, de gran fortaleza y que sólo representan los vestigios, las ruinas de esa necesidad de inmortalidad.

En sus pinturas se muestra un mundo en el que no hay cielo ni infierno, sólo el mundo actual en el se pone de manifiesto la propia naturaleza humana.

Mientras que en El Código gris hace una reordenación de las lecciones que todo duende debe saber, el código de honor y enseñanzas para desenvolverse en el mundo con paciencia y tenacidad.

Territorios del vacío reúne pinturas de contenido narrativo en las que Caballero sumerge a sus personajes en profundas reflexiones sobre la vida y el tiempo, además de que las confronta en su "obsesiva imaginería nostálgica".

Algunos de los títulos que se incluyen son: "Ángeles decapitados" , "De la justicia divina" , "Tiempo y paciencia" , "La compañía" , "Los milagros" , "El beso" , "Cuarto sacramento: penitencia" y "Me uno a las perversos".

http://www.eluniversal.com.mx/notas/822514.html

MÉXICO | Viernes 13 de enero de 2012 Redacción | El Universal, Espectaculos

¿Qué hay para el fin de semana?

El cine domina la cartelera con el estreno de Diario de un seductor, Caballo de guerra y Vengador anónimo; revive las leyendas en el Centro Histórico a bordo de un tranvía

EXPOSICIONES Y RECORRIDOS

SUCESOS Y FANTASMAS DEL MÉXICO ANTIGUO

El público puede disfrutar de leyendas, hechos y espíritus, originados en la época de la Colonia, además de la arquitectura y relatos de cómo han cambiado las calles del Centro Histórico, a bordo de un tranvía.

Martes, 20:00 horas, salida en el Museo de la Ciudad de México.